Toros Gurlekian

Se trata de un realizador de incuestionables valores plásticos que, con solvencia suele incursionar en diversidad de escuelas y técnicas, de lo abstracto a lo figurativo, pero en esto, lo figurativo es donde logra sentirse más cómodo.

Cabría considerar que en la figuración se mueve entre dos parámetros: uno,, la veneración hacia sus ancestros. Su profundo amor hacia su patria de origen (es armenio), a sus tradiciones. Lo otro, su fervor por la pintura. Aspectos, ambos, que actúan como vasos comunicantes.

¿Evocar? ¿Cómo detener el pasado, hacerlo presente, hacer actual lo que fue? Entramos en el planteo de Torós. Mucho de lo realizado en su obra, participa de una figuración que cumple con ese propósito. Detener el tiempo, mostrar lo que fue, pero con una concepción moderna.

Rompe las figuras. Hace en ellas lo que sentimos como ventanas abiertas hacia lo insondable. Otras de esas aberturas las consideramos puertas abiertas a la introspección. Su relato permanente, y su voluntad de ejecución, su interpretación, de lo que debe o puede ser la pintura, lo conduce a un realismo moderno vigoroso.

En nuestro siglo -extenso período de casi nueve décadas- donde ni lo formal, ni lo informal, ni la estética, ni la técnica, están sujetas a reglas, aparentemente nada está supeditado a nada, excepto, en la comprobación de los resultados plásticos obtenidos. En Torós estos logros son excelentes, la forma para él asume papel protagónico.

Su discurso es su búsqueda exigente en su forma de expresión, su Lenguaje es la materia, es el color, que se conjuga en diversidad de valores. Transparencias logradas luz tenue e intemporal que invade determinados sectores de sus cuadros aligerando la materia y juegan como forma…

Profesor CARLOS ALBERTO GIUFFRA