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Su Historia…

Desde una infancia signada por un destierro forzoso, llegó a la Argentina quien hoy es un destacado exponente de las artes plásticas, no solo del Partido de Merlo, sino del país todo.

Se desvanecía el corto período de paz en Armenia, región montañosa del Asia occidental cuando, en 1920 nacía en esas tierras Toros Gurlekian.

Siendo muy niño aún, fue expulsado por los turcos de su tierra, junto con su familia y debieron vagar por el desierto para salvarse del primer genocidio del siglo, hasta llegar al Líbano. Allí su padre se enrola en la Legión Extranjera y le hablan de una tierra en donde los trigales acarician el viento; entonces trae a su familia a América.

Aquí Toros comenzó a crecer con una nueva fe pero sin olvidar las raíces de su pueblo, valiente y luchador. Aquí se casó y junto con Rosita, su esposa, vieron crecer a sus hijos, Jorge, Susana y Daniel y en 1951 comienza a edificar la que hoy es la casa del artista plástico que enorgullece a San Antonio de Padua.

Toros Gurlekian ya abuelo y naturalizado argentino, es un artista con una sensibilidad única y la vuelca en sus obras donde rinde culto a la memoria, al amor, a la reflexión al hombre y a la propia naturaleza.

Hoy vive en esta ciudad a la que hizo suya y a la que engalanó con su mural “La Argentina” en el Hospital Eva Perón o con su “Mural de la vida” donado a los bomberos voluntarios de Merlo o con el logo y escudo de San Antonio de Padua.

Sus comienzos fueron como de todo artista, garabateando los dibujos a sus compañeros. Luego, vinieron los maestros que si bien influenciaron sobre su técnica, no cambiaron su innata habilidad y su manejo del pincel y mucho menos, se interpusieron en su sensibilidad. “Lo que uno hace tiene que trasmitir algo, el espectador tiene que introducirse en la obra” dijo en una oportunidad el maestro Gurlekian y eso es lo que logra en su serie marinas, porque ponerse frente a una de esas pinturas es como estar sentado en la escollera de cualquier puerto y ver ese espectáculo cambiante del mar, esa fuerza de Dios que arrasa con todo.

Con su serie de obras respecto del genocidio más ignominioso que recuerda la humanidad, Toros Gurlekian nos deja algo más que un mensaje, es un alerta sobre las barbaridades que no deben volver a repetirse. “En la humanidad tuvimos muchos malos ejemplos -dijo una vez el pintor- y el arte se nutre de esas tragedias, lamentablemente es así, lo que hace es mostrar el horror de las guerras y los desplantes de los dictadores, para tratar que la humanidad sea un poquito más pensante. Y de esto continúa diciendo Gurlekian, dan muestra ciertas obras como por ejemplo el Guernica, donde con dos o tres pinceladas Picasso hizo un recordatorio de la tragedia”.

Toros Gurlekian fue presidente del Centro de Arte y Cultura de Merlo, del Club de Leones, jurado de varias e importantes exposiciones y jurado notable de los Torneos Bonaerenses de 1995.

Desde 1973 expone en forma individual y sus obras recorrieron desde el salón de arte de La Colonial hasta el Centro Cultural Recoleta y el Salón de Arte del Hotel Sheraton, pasando por ciudades como Mar del Plata y La Plata. También en el exterior conocen y aprecian su fino arte ya que sus obras fueron expuestas en las ciudades de Erevan (Armenia), Hamburgo (Alemania),y Foz de Iguazú (Brasil). Esto sin dejar de mencionar que coleccionistas privados de Japón, EEUU, Brasil, Armenia y Uruguay se deleitan con las pinturas de tan exquisito artista plástico residente de esta ciudad.